Posted On 15 May 2019
Ana, una madre que alcanzo gracia para algo grande.
Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.
1 Samuel 1:18
Hay muchas madres maravillosas en la Biblia, pero hoy quiero que miremos a Ana. Una mujer que nos deja mucho que aprender en cuanto a su manera que ella encuentra el favor de Dios para su vida, ella estaba casada con un hombre llamado Elcana quien tenía dos esposas: Penina y Ana. Penina tenía hijos e hijas, pero el Señor había cerrado el vientre de Ana. Penina la otra mujer de Elcana la provocaría debido a su condición de no tener hijos. Ella lloró y clamó al Señor. Su esposo no entendía su dolor. Dijo en el v. 8 que había sido él mejor para ella que 10 hijos. Pero ella llevó su petición al Señor y esta es su respuesta.
I.- El deseo de Ana.
Era tener un hijo para no sentirse inferior a su rival quien tenia hijos e hijas y así cumplir con su propósito de mujer, venir un día a ser una madre.
II.- El dolor de Ana
Ella era estéril, en esos tiempos se consideraba que una mujer que no podía tener hijos estaba bajo una maldición en otras palabras estaba marcada por la sociedad de su época, además tenia una rival quien se burlaba de la condición de Ana causando así un conflicto emocional que resultaba en irritación, enojo y una profunda tristeza.
Su esposo Elcana a pesar que la amaba no entendía del dolor que ella tenia por no poder darle un hijo, imagínese cuantas palabras negativas ella había recibido de amistades aun quizás familiares.
Nos relata la escritura que lloraba y no comía, cada año tenia que enfrentar este problema cuando acompañaba a su esposo para ir adorar a Dios.
III.- La acción de Ana
Pero ese día Ana se encontraba en el templo. Habían viajado con el propósito de participar de la fiesta que se estaba celebrando en esos días. Ana había llegado a adorar a Dios, no importando su condición.
Ese día fue diferente para Ana tomo la decisión de orar profundamente y de todo corazón a Jehová, su oración fue pidiendo ayuda a Dios.
Ella estaba pidiendo a Dios que le concediera un hijo varón, además de su petición ella se propuso hacer un voto delante de Dios.
IV.- La promesa de Ana
Ella decía en su oración si te dignares en mirar la aflicción, y te acordares de mi y no te olvidares lo que tu me des, te lo dedicare a ti. Que mujer mas tremenda era Ana, estaba con una angustia tan grande que ahora estaba cambiando su postura, le estaba prometiendo a Dios que si el le respondía su oración concediéndole un hijo que ella se lo dedicaría. En ese tiempo los varones eran quienes desempeñaban las actividades del templo de Dios en otras palabras lo que ella estaba pidiendo estaba alineado con los planes y propósitos de Dios para con su pueblo, ya que el hijo de Ana fue uno de los grandes profetas del Antiguo Testamento.
V.- La respuesta de Ana
Nos dice la escritura que aquel día ella se regreso a casa en paz, volvió a comer y ya no volvió a estar triste. Su petición fue concedida, recibió un hijo varón al cual puso por nombre Samuel desde ese momento Ana comenzó una vida de adoración y agradecimiento a Dios por lo que el había echo con ella.
Concluimos que Ana encontró gracia delante de Dios, en su debilidad, encontró fortaleza, su lamento se convirtió en gozo de salvación.
Su esterilidad se convirtió en el fruto deseado, sus enemigos fueron avergonzados, su refugio fue Jehová y Jehová fue su alimento. Usted podrá ver en el siguiente capitulo encontramos el cantico de Ana lo que un día era llanto, angustia, enojo y descontento. Ahora había un canto de agradecimiento a Dios.
Que el ejemplo de esta mujer nos enseñe que no todo esta perdido, Dios nos ama tanto que mando a su hijo unigénito a morir en la cruz para darnos una nueva vida.