Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. 1 Juan 4:16

La vida diaria de la mayoría de cristianos, sin embargo, no es una de andar y creer en el amor de Dios. En vez de eso, viven bajo una nube de culpa, temor, y condenación.

Nunca han descansado en el amor de Dios. Se dicen a sí mismos, Algo me está faltando para que Dios me ame, no soy verdaderamente salvo, dudo que vaya a subir en el rapto, arrastrando siempre cargas pesadas de dudas y temor.

El amor de Dios insiste en que dejemos de enfocarnos en nuestros fracasos y pecados, debemos enfocarnos en las riquezas que nos ofreció en la persona de Cristo. A veces tendemos a hacer hincapié en nuestras debilidades, tentaciones y fracasos del pasado.

Y cuando miras dentro del corazón, lo que ves te desanima. Permites que la culpa se filtre de nuevo. Entonces llegamos a pensar que estamos tan lejos de que Dios nos ame.

Cuando Satanás viene y apunta alguna debilidad en tu corazón, tienes todo derecho a responder: “Mi Dios lo sabe todo" Muchos de los cristianos de hoy poco sabemos acerca de vivir y caminar en el amor de Dios.

La mayoría sabemos del amor de Dios hacia nosotros teológicamente, ósea teórico, porque lo hemos escuchado o leído, pero nos hemos quedado limitados en su comprensión. me ama! Él me ha dado todo lo que necesito para conseguir la victoria y mantenerla.”

Amado hermano y hermana, Dios sabe todo acerca de ti y todavía te ama lo suficiente como para decir, “Entra y toma todo lo que necesitas. ¡El almacén está abierto!”

¡Toma la Palabra de Dios, y martilla todo tu temor, culpa y condenación y hazla en pedazos! pídele al Espíritu Santo ahora mismo que te ayude a apoderarte de esta verdad para arraigarte y establecerte en ella.

!!!Dios te ama¡¡¡

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. (Hebreos 4:16)