Mandamiento de Amar

Mandamiento de Amar

itmendoza

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Mandamiento de Amar

Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.  31 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:30-31

En los tiempos de Jesús, los judíos ya habían acumulado cientos de leyes: nada menos que seiscientas trece.

Y para muchos era necesario simplificar que es lo que se tenían que hacer para estar bien con Dios y poder ser salvado por El. Algunos líderes religiosos intentaban distinguir entre los mandamientos más importantes y las menos importantes.

 

Muchas gentes ya no sabían qué hacer con tanto mandamiento que los hombres habían inventado para entrar en el reino de los cielos.

Por uno de los escribas le pregunto a Jesús cual era el mandamiento más importante, La Respuesta de Jesús fue.

“Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento”.

 

Jesús colocó el amor a Dios en la médula de la ley; el amor a nuestro prójimo surgiría naturalmente como una consecuencia. Si tratamos de colocar el amor al prójimo en primer lugar, o peor aún, olvidar el amor a Dios del todo, haremos naufragar nuestra vida.

 

¿Cómo Amo a Dios? Se podría preguntar. El amor a Dios se muestra en la obediencia a su palabra. En gran parte, Jesús define el amor hacia El en la medida que una persona ordena su vida conforme a la palabra que Él ha dado.

 

La mejor prueba de amor hacia Cristo es el guardar sus mandamientos. El verdadero creyente no es el que puede predicar, cantar, ministrar, etc. sino el que obedece la voluntad de Cristo y sigue en el camino de la justicia.

 

El amor no es solo bellas palabras; es compromiso y conducta. Si ama a Cristo, demuéstreselo obedeciendo lo que dice en su Palabra.

Que no nos suceda lo que a muchos cristianos Y ministros les sucede, que están amando las bendiciones, sus talentos, sus ministerios, sus dones, su reino que han construido, pero no aman a Dios, Porque no obedecen su palabra.

 

Leamos su palabra, trabajemos con la ayuda del Espíritu Santo a obedecerla y estaremos expresándole a Dios cuanto le amamos. Él quiere recibir nuestro amor, nuestra obediencia, y entonces nos bendecirá.