Posted On 18 Mar 2019
Haciendo tiempo para compartir a Jesús con otros
Hace años, un joven médico rural que estaba comenzando su carrera, se enfrentó a un brote de fiebre tifoidea en la pequeña comunidad agrícola en la que se instaló. A los pocos días de llegar y "sacar sus tejas", casi una docena de personas vinieron a ver Él, todos los cuales tenían tifoidea. Él sabía lo que era. Él sabía cómo tratarlo. ¿La pregunta era si había llegado a tiempo?
Desafortunadamente para tres familias, la respuesta fue no. Una familia perdió a dos de sus tres hijos pequeños a causa de la enfermedad al final del primer mes del joven médico allí. Estaba devastado. En su corazón y mente fue un completo fracaso. Intentó ir más allá del dolor emocional y la derrota, pero no pudo. Unos meses después, sin decir una palabra, se fue a vivir el resto de su vida trabajando como granjero y decidió no decirle a nadie lo que realmente era.
Avancemos unos años. El joven doctor se enamoró y se casó. En poco tiempo la pareja esperaba un bebé. Cuando llegó el momento de que naciera el bebé, llamó a la partera local para que ayudara a su esposa a dar a luz, porque ni ella (su esposa) conocía la profesión médica de su marido.
Hubo complicaciones y la partera le dijo al hombre que tenía que elegir si salvar a su esposa o al bebé. Cuando se le dijo por qué se lo hizo elegir, sabía que no tenía por qué ser así. Sabía que era posible salvar a la madre y al niño. ¿Pero se atrevió a intentarlo? ¿Y si fallaba... otra vez? ¡No! No podía dejar que sus miedos egoístas le impidieran compartir la vida con la mujer que amaba y su hijo. Así que, sin decir una palabra, entró en la habitación donde yacía su esposa, se hizo cargo del asunto y, en cuestión de minutos, entregó a su hijo a su esposa, quien estaba asombrada y agradecida por el hombre que era su esposo.
¿Qué te impide compartir a Jesús con los demás?
Todos somos demasiado rápidos para dar la excusa de estar demasiado ocupados para tomarnos el tiempo de compartir la Buena Nueva del Evangelio con otros. Pero es solo eso? ¿O es miedo? ¿Vergüenza? ¿Timidez? ¿Sentimientos de insuficiencia? Sea lo que sea, es basura!
Mira lo que dice la Biblia acerca de esto:
Porque Dios nos dio un espíritu no de temor sino de poder, amor y autocontrol. ~ 2 Timoteo 1: 7.
Y... Pero sean hacedores de la palabra, y no solo oyentes, engañándose a sí mismos. ~ Santiago 1:22
Cuando aceptas a Jesús como tu Salvador, tienes el poder del Espíritu Santo. No tienes motivos para tener miedo, ser tímido o incapaz de mostrar y contarles a otros la Buena Nueva. El Espíritu Santo lo hará por ti trabajando a través de ti.
Como el doctor Tuvo que salir del camino de sus propios miedos e incertidumbres, debe salir del camino y dejar que Jesús trabaje en y a través de su vida.